VOL. 2: GIVE MY REGARDS TO, BLACK JACK
ALERTA DE SPOILER. Aunque las historias en ambos volúmenes son diferentes, la trama general los va enlazando y para algunos de los sucesos del volumen 2, se retoman personajes, pasajes y algunas problemáticas del volumen 1. Aun así, este manga no es de aquellos que “si no has leído el 1, ya no entiendes el 2”, pues la misma historia te va explicando la situación de cada personaje. Una vez hecha la aclaración, disfruta la reseña.
En esta nueva entrega de drama médico, Eijiro Saito, nuestro joven y talentoso residente del Hospital Eiroku, tendrá que enfrentarse a nuevos dilemas éticos, pero ahora en el área de cardiología, donde veremos que muchas veces la solución rentable no es precisamente la más ética. La trama de esta vez versa sobre el caso del Señor Miyamura, un hombre maduro con cierta desconfianza y apatía hacia los médicos, pero que ha puesto, literalmente, su corazón en las manos de los cardiólogos del Hospital Eiroku.
Después de varios estudios y juntas con los directivos y otros médicos de las diferentes especialidades del hospital, los especialistas llegaron a un acuerdo en el tratamiento del Señor Miyamura, le han ofrecido una solución, sin embargo, lo que no le dijeron al paciente, y que si lo tiene bien presente nuestro protagonista, es que la solución propuesta es solo mediática, es decir, que no solucionará el problema que tiene el paciente en el corazón de forma definitiva y solamente se prolongará su agonía.
Eijiro (Saito, no Kirishima, ese es de otra historia) entra en un dilema porque sabe exactamente lo que necesita el señor Miyamura, que es una operación de corazón mayor, sin embargo, dado que no tiene la experiencia ni el respaldo de algún especialista, no puede hacerlo. Casi al borde de la resignación y la desesperación, el joven médico encuentra, gracias a una enfermera que pronto se convierte en su aliada (hasta el momento), a un cirujano con muchos años de experiencia y que trabaja en un hospital que no está lejos del Hospital Eiroku, sin embargo, el acudir a él es prácticamente un acto de traición al hospital, y este acto podría causar su despido y, por ende, el fin antes del comienzo, de su carrera médica.
Con todo el sistema en contra, el Volumen 2 de Give my regards to Black Jack nos muestra toda la lucha que debe hacer el protagonista y sus aliados, para hacer lo correcto, y enfrentarnos a la respuesta incierta de una pregunta aterradora: ¿alguna vez ha llorado la pérdida de un paciente?
